jueves, 1 de julio de 2010

EL DUENDECILLO INTERIOR

Un soleado dia, en el año 1971 a la edad de 8 años, mi amado padre me regalo una bonita caja de madera llena de coloridos oleos, un lienzo y un caballete donde poder crear, no recuerdo muy bien si fui yo quien lo pedi o fue obra de mi padre. Hasta entonces solo pintaba con los clásicos lápices de colores, muñecotes. Alguien me enseño a dibujar patos, hacia un circulo arriba a la izquierda, otro mas ovalado abajo a su derecha, y luego le ponía plumas, pico y ojitos, quedaba muy mono y supongo todo el mundo me decía, que bien pinta esta niña. Mi madre dibujaba unas nenas muy monas, muy especiales, siempre pensé que el arte venia de mi padre, pero con los años me he dado cuenta que mi padre lo absorbe, sin embargo mi madre “hacia” arte. Sus dibujos siempre eran muy “pin ups”... pero todo empezó aquel fabuloso dia veraniego, en aquella terraza acristalada y soleada, esperando el nacimiento de mi querido hermano, cogi un cuadro de mi padre (uno pequeño) y lo quise copiar, y mi duende dibujo solo, sin mi consciencia, el iba haciendo... Cual fue mi sorpresa al despertar de mi letargo y ver que ahí estaba “mi obra” con 8 años había pintado un cuadro!!!! El primero, ¿Cómo? Nunca lo sabré, mi duendecillo había tomado parte de mi cuerpo y se había puesto a crear y resulto muy bonito y gratificante.
Pinté un par de cuadros mas, uno de ellos gracias a una monjita de mi colegio que me pidió le hiciera un cuadro a una sobrina suya, y mientras toda la clase hacia dibujo lineal, yo rellenaba de colores un lienzo de esos ya pre-cocinados con los bordes del dibujo definidos, supongo que me aburrió tanto seguir todos esos parámetros ya superpuestos que aparqué mi duende y me entregué a mi juguete-hermanito que ocupaba tanto mi imaginación que apenas me quedaba tiempo de observar otros detalles de la vida y guarde mi arte y no lo deje escapar hasta pasados unos años.
Ahora, pasado ya mucho tiempo fui incapaz de conservar esa maravillosa caja de pintura, pero si conservo mi preciado caballete y mi babi del colegio con el que pinte aquel cuadro de la monja, y también conservo el duende. El va y viene, a veces se queda mas tiempo y a veces se pierde por el mundo, pero cuando viene le dejo entrar, le dejo crear y le dejo volar, no mucho, mi persona siempre vio la vida muy realista y el duende que vive dentro también por lo que fuera de todo abstracción aquí os presento mi pequeña obra.
Gracias a mi padre, a mi madre, a aquel soleado dia y a aquel caballete, que me abrieron una gran puerta al desarrollo personal, teniendo la capacidad asi de crear mi pequeño mundo.
Gracias a la vida, por darme la vista y unos brazos que aunque duelen cuando trabajan mucho, tienen dedos capaces de coger un pincel y crear lo que ve mi duende.

Ana de la Fuente
Tlf. 666 55 19 44

2 comentarios:

  1. Hola Hola
    Me has dejado gratamente sorprendido con los cuadros. Todavía me acuerdo de la cantidad que tenias en el local aquel pequeñito cercano a Chueca...las paredes llenas...

    Muy buenos..besos

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